Introducción
Cólera (también llamada como la cólera clásica) es una enfermedad aguda, diarreica, provocada por la bacteria Vibrio cholerae, la cual se manifiesta como una infección intestinal. Los especialistas mantienen que probablemente arribó a Europa desde la India, y pronto comenzó a cobrar vidas en Europa oriental y central en las primeras decadas del Siglo XIX. Se tienen los primeros registros en Hungría. Rápidamente se propagó por Francia, Italia, Alemania e Inglaterra y sin saber exactamente la naturaleza de la enfermedad por un par de décadas, finalmente ésta fue descubierta por Filippo Pacini en el año 1854, y posteriormente Jaume Ferran i Clua elaboró la primera vacuna. La infección generalmente es benigna o asintomática, pero, a veces, puede ser grave. Aproximadamente una de cada 20 personas infectadas puede tener la enfermedad en estado grave, caracterizada por diarrea acuosa profusa, vómitos y entumecimiento de las piernas. En estas personas, la pérdida rápida de líquidos corporales lleva a la deshidratación y a la postración. Sin tratamiento adecuado, puede ocurrir la muerte en cuestión de algunas horas.
El cólera ha producido varias epidemias, algunas de ellas de alcance prácticamente mundial, como la que partiendo de la India (zona de Bengala) asoló Europa y América a principios del siglo XIX. En enero de 1991 surgió una epidemia de cólera en varios países del norte de América del Sur que se difundió rápidamente.
El cólera ha sido poco frecuente en los países industrializados durante los últimos 100 años; no obstante, esta enfermedad aún es común en otras partes del mundo, incluyendo el subcontinente Indio, Sureste Asiatico, Latinoamerica y el África Subsahariana.
Una persona puede adquirir cólera bebiendo líquido o comiendo alimentos contaminados con la "bacteria del cólera". Durante una epidemia, la fuente de contaminación son generalmente las heces de una persona infectada. La enfermedad puede diseminarse rápidamente en áreas con tratamientos inadecuados de agua potable y aguas residuales. La bacteria del cólera también puede vivir en ríos salubres y aguas costeras.
Es poco común la transmisión del cólera directamente de una persona a otra; por lo tanto, el contacto casual con una persona infectada no constituye un riesgo para contraer la enfermedad. Se presenta como epidemia donde existen condiciones sanitarias deficientes, hacinamiento, guerra e inanición. Áreas endémicas son: Asia, África, el Mediterráneo y más recientemente, América Central y del Sur. La infección se contrae al ingerir agua o alimentos contaminados con la bacteria o con fluídos corporales, como las evacuaciones líquidas. Un tipo de Vibrio ha estado asociado con los mariscos, especialmente ostras crudas. También son factores de riesgo residir en áreas endémicas o viajar por ellas, así como beber agua contaminada o no tratada.
Cólera en América Latina en el siglo XIX
Tuvieron que pasar décadas hasta que el cólera, como se conoce hoy en día, tuviera contacto con la República Argentina. En la época de la Revolución de Mayo, durante el nacimiento del país, la enfermedad todavía no se había instalado en estas tierras. Mientras los argentinos discutían el futuro del país naciente, el cólera hacía estragos en Asia, para pasar posteriormente a Europa y, medidados del siglo XIX, desembarcar en América del sur.
El ingreso del cólera a la Argentina se encuentra aún en la oscuridad: los médicos de la época no pudieron determinar dónde se desarrolló el primer caso y por qué lugar de las fronteras ingresó. En principio su ingreso fue por el litoral, es decir el cólera llegó por mar. No obstante tampoco puede asegurarse que ingresó por los puertos en ese momento mas activos: Buenos Aires y Rosario. Se debe recordar que en ese momento se desarrollaba en el Cono Sur la guerra del Paraguay que generaba malas condiciones de existencia en las tropas tanto aliadas (Argentina, Brasil, Uruguay) y en las tropas paraguayas
Su salida de la India y desarrollo en todo el mundo está relacionado al crecimiento del capitalismo en su etapa de expansión colonial. No es una casualidad que sea justamente en el siglo XIX que se desarrolla en forma pavorosa. El resultado fue que el cólera sobrepasó sus límites habituales y floreció en territorios nuevos e inhabituales, totalmente carentes de la resistencia y las reacciones acostumbradas a su presencia. A su vez las condiciones materiales de vida que genera justamente este sistema, con falta de higiene de grandes sectores de la población, escasa atención médica, medidas sanitarias pobres frente a una crisis sanitaria, permitieron su crecimiento en la mayoría de los países europeos y luego americanos.
En momentos del desarrollo de las rutas comerciales se extendió por Occidente a principios del siglo XIX, cuando la Revolución Industrial generaba fuertes contradicciones entre las clases sociales y condiciones de vida paupérrimas en el proletariado, condiciones que determinaron una crueldad excesiva de la enfermedad en los sectores mas bajos de la sociedad. De Europa pasó a América donde también tuvo una fuerte influencia, especialmente en las pandemias de 1833 y 1850.
En la Argentina el fenómeno del cólera apareció cuando el Estado se encontraba en proceso de formación. Sus estructuras, endebles, especialmente en el sector salud fueron rebasadas en muchos casos por la extensión y agresividad del flagelo y la epidemia que se expandió por casi todo el territorio nacional.
Si bien las epidemias de cólera fueron objeto de estudio de historiadores argentinos, la mayoría pone énfasis en las condiciones de vida de la población, en los conflictos que suscitaron e incluso en la oferta de productos para curarlos, circunscribiéndose a ciertas y determinadas ciudades. Este panorama deja aún sin resolver el desarrollo que tuvo el cólera a lo largo de sus tres brotes en el territorio nacional
Primeras apariciones del cólera en nuestro país
La primera epidemia que va a desarrollarse en la mayoría del territorio argentino
comienza en el otoño de 1867 con una epidemia de escasa importancia en Rosario y Buenos Aires, pero en el verano de 1867-68 se produce el primer brote epidémico que se expande por varias provincias argentinas (Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Córdoba, San Juan, Santiago del Estero). Esta primera epidemia de cólera tuvo consecuencias terribles para la población en varias provincias y ciudades, llegando a impactar fuertemente sobre la mortalidad y generando, en algunos lugares crisis de mortalidad; sembrando no sólo muerte sino también el terror en la sociedad, la indefección de la medicina y del mismo Estado impotentes para detener la marcha de la enfermedad ante la ausencia de instituciones y organismos que pusieran a reparo a la población afectada y formas de organización que permitieran detener la epidemia.
Epidemia de cólera de 1886
En noviembre de 1886 estalló una epidemia de cólera en distintas provincias Argentinas, la cual duró hasta los primeros meses de 1887.
El origen de esta epidemia tuvo como lugar al Litoral, llegando, poco después a Córdoba. Debido a que la medicina era rudimentaria y a modo de prevención, los gobernadores de Tucumán (Juan Posse), Santiago del Estero (Absalón Rojas) y Catamarca (Silvano Daza) acordaron establecer un cordón sanitario en El Recreo donde se ponía a los pasajeros de los trenes procedentes del Litoral en cuarentena. Esta medida fue revocada prontamente por el gobierno nacional.
En Tucumán, un grupo de vecinos decidió constituir un cuerpo de Cruz Roja. La enfermedad llegó a la provincia el 28 de noviembre de 1886 en un tren proveniente de Rosario del cual se hicieron bajar tres soldados que traían la enfermedad y que murieron 3 días después.
Se organizaron la Asistencia Pública y hospitales de emergencia, que pronto desbordaron. Los cadáveres se llevaban apilados en carros, sin féretros, hasta los terrenos de la Quinta Agronómica, habilitada como cementerio de cólericos. La ciudad mostraba un aire fantasmagórico, con oficinas públicas, comercios y escuelas cerradas. La gente encendía fogatas en las calles, pensando que así alejaba los gérmenes. En Buenos Aires, se formó la Comisión Nacional de Auxilios, que empezó a enviar médicos y remedios a Tucumán. La epidemia se mantuvo hasta fines de febrero de 1887, en un verano de altísimas temperaturas y lluvias torrenciales. Se estimó en esa época entre 3000 y 6000 muertes padecidas por la provincia.
En la provincia de Salta la primera víctima fue una vendedora ambulante que vendía empanadas a unos soldados ubicados en la frontera chaco-salteña. Al conmoverse todas la provincia por este hecho, se ordenaron cordones sanitarios y se puso a la ciudad en las mejores condiciones de higiene posible.
Para cumplir con las tareas de limpieza se afectó a la Guardia Nacional de la Capital; se estableció un severo control en la venta de agua y de leche y, como así, en la creación en la Oficina Química Provincial bajo la dirección del doctor Joaquín Guasch, doctorado en Química y Ciencias Naturales en Barcelona y París. Por otra parte, el Estado dispuso organizar una Junta de Sanidad que estaba integrada por los doctores José Hilario Tedín, Pedro José Frías y Sydney Tamayo quienes tenían la responsabilidad de la esterilización anticolérica. A Río Piedras se le asignó el lugar para la cuarentena siendo responsables de esta guarda al coronel Marcelino Sierra y los doctores Carlos Costas y Juan Pablo Arias.
Durante el desarrollo del azote del cólera en Salta sobre una población de 121.900 habitantes esparcidos en distintos departamentos de la provincia el mal atacó a 3.566 personas, de las cuales fallecieron 1.341. Entre las primeras víctimas figuran las religiosas del Colegio de Jesús Madre Dolores de la Concepción Torena y la Hermana Eloisa Diez Gómez, fallecieron en un intervalo de sólo veinticuatro horas.
Entre el 29 de enero y el 2 de febrero de 1887 se reconocieron cincuenta enfermos diarios y el 30 de enero de ese mismo año murieron como consecuencia del cólera treinta vecinos. El interior no estuvo ausente de la tragedia. Por ejemplo, en Cafayate dejaron de existir 72 habitantes; en Guachipas 117; en San Carlos más de 100; en Cachi 63 y en Metán 125.
Cólera en la época del centenario (1910)
Durante los festejos del primer Centenario de la República Argentina, en medio de un clima de inestabilidad social, no se registró una gran cantidad de casos de cólera en el país.
La mayoría de ellos se encontraban en el norte y el Litoral del país, mayormente en Salta. En Buenos Aires se registraron casos aislados, aunque el Gobierno de turno se enorgullecía en sostener que la enfermedad había sido erradicada felizmente del país.
La enfermedad afectaba las zonas más pobres y menos desarrolladas, mayormente las rurales, donde todavía el método de substracción de agua era precario: generalmente éste se realizaba en pozos y algibes, un lugar propicio para el desarrollo y el crecimiento de la bacteria del cólera. Según la mayoría de los científicos, los casos mortales de cólera de la época son más de los que fueron registrados oficialmente. Acorde a sus pensamientos, el gobierno no tenía acceso a las zonas más alejadas del país, a pesar de lema “paz y orden” que proclamaba Roca.
Durante el inicio del siglo XX, no se registraron grandes brotes o epidemias de cólera en Argentina.
Cólera en tiempos de bicentenario
En 1991 el cólera regresó a América, llegando a nuestro país -cuyo primer brote data de 1865- en febrero de 1992. Ya en esa fecha el tema comienza a ser tratado por los medios de comunicación y provoca un primer alerta en la opinión pública, pudiendo hablarse de los brotes del verano 1991/92 y 1992/93. La enfermedad, acompañando la falta de instalaciones sanitarias y agua potable y los bajos niveles socioeconómicos, se radicó en el noroeste del país.
Si bien ha disminuido la cantidad de contagios respecto de años anteriores la tasa de mortalidad producida por el cólera en la Argentina es mayor a la tasa promedio de toda América latina: en nuestro país hay un muerto cada 58 casos al tiempo que en el resto del continente se produce una muerte cada 95 casos según se desprende de un estudio realizado por el Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.
Esto se explica por la falta de provisión de agua potable y de cloacas que padecen los países de esas regiones además de los índices de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas.
La provincia más afectada por el mal es Salta con un total de 2576 casos y 45 muertes computados entre 1992 y marzo de 1996 y la menos alcanzada San Juan que increíblemente presentó un solo enfermo en el mismo período y ningún deceso.
La última epidemia de cólera en la Argentina se inició en 1992, y finalizó en 1999. Se notificaron un total de 4.834 casos, el último de ellos en la provincia de Santa Fe. El comportamiento fue estacional y epidémico, coincidiendo los incrementos con los meses estivales. La mayoría de los casos ocurrieron en la región noroeste. Entre 2000 y 2003 no se registraron casos de esta enfermedad, y la investigación de casos sospechosos se mantiene en todo el país.
En 2005, se registró el último caso en la Argentina, en el norte del país, en la provincia de Chacho (Ver Anexo). Durante estos últimos años, han aparecido distintas sospechas de casos en el interior del país; sin embargo, según fuentes oficiales, el último fue el registrado en Chaco.
Anexo: Confirman caso de cólera en Chaco.
El Ministerio de Salud Pública confirmó que el examen de laboratorio ratificó la presencia del vibrión colérico en los exámenes realizados al paciente, oriundo de Misión Nueva Pompeya actualmente internado en el Hospital Perrando. De acuerdo con la evaluación de los especialistas, es un “caso aislado”, pues todo su grupo familiar está bajo control y no presenta ningún síntoma de la enfermedad.
Desde el Ministerio de Salud Pública se confirmó que los exámenes realizados en los laboratorios de la Provincia dieron como positivo el caso que hasta ahora estaba considerado “sospechoso” de cólera. Como se dio a conocer en la víspera, el caso corresponde a un hombre adulto derivado desde Misión Nueva Pompeya, ante un cuadro severo de deshidratación, fiebre y diarrea que presentaba este paciente.
Desde el pasado martes 4, un equipo de especialistas de la Dirección de Epidemiología de la provincia trabaja en esa localidad de El Impenetrable, y en zonas aledañas a la misma como los parajes “El Hacheral” y Wichí, donde realizaron las acciones de control de foco en el grupo de familiares del paciente.
Con la confirmación en laboratorio, el Ministerio de Salud Pública dio instrucciones para intensificar las acciones de control, para lo cual ya se está trabajando junto con el Ministerio de Educación, las Intendencias municipales y la Administración Provincial del Agua (APA), sobre todo en lo referente a la provisión de agua potable y al contralor de la calidad de los depósitos de agua. Asimismo, se ha ordenado sucesivas rondas de visita, que efectuarán agentes sanitarios casa por casa, en las distintas áreas programáticas.
Fuente: Endepa - Viernes, Oct. 07, 2005 at 6:13 PM
Bibliografía
· “Situación general y tendencia”, disponible en http://www.paho.org/Spanish/DD/AIS/cp_032.htm
· “Lo modelos político-comunicativos del HIV y el cólera en la Argentina”, dispoinble en http://www.ehu.es/zer/zer4/petracci9.html